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martes, 16 de febrero de 2016

Esperanza Aguirre: quien quiso ser Thatcher y no llegó a Berlusconi

La dimisión (en diferido) de Esperanza Aguirre es una victoria del clima de indignación que ha quebrado la impunidad de quienes se creían intocables. Hoy el PP es un partido carcomido por la corrupción y en una crisis de proyecto cada vez más evidente. Pero no cantemos victoria, el proyecto de la derecha radical encarnado por Aguirre va a seguir ejerciendo su papel como oposición en el ayuntamiento de Madrid. Hoy la derecha española se encuentra en una grave crisis, sometida a la presión de la corrupción y ante la alternativa real de refundar su propio proyecto.
La dimisión de Aguirre forma parte de una estrategia de largo recorrido para salvar su imagen, pero demuestra las costuras abierta de un partido que debe ser desalojado de las instituciones, empezando por la Comunidad de Madrid. Ni este PP (en cualquiera de sus versiones) ni su secuela cuñada (Ciudadanos) pueden representar una alternativa a las políticas de destrucción de lo público y de los derechos.






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