La actual situación política continúa caracterizada por el avance de
la crisis. Las consecuencias de los recortes no marcan el camino hacia
la salida de la misma sino que socializan la miseria a la vez que
extienden un devastador proceso de privatizaciones en servicios públicos
como la sanidad y la educación. En este nuevo periodo que se abre
deberemos tener en cuenta elementos clave como el éxito de la huelga
general del pasado 14N, el pulso soberanista en Catalunya, el
significado del nuevo decreto sobre los desahucios, la aprobación de la
LOMCE, el ataque frontal a la sanidad pública en la Comunidad de Madrid y
la más que probable reforma de las pensiones y la edad de jubilación.
Vemos cómo la coexistencia y retroalimentación de las diferentes
luchas sectoriales que han venido desarrollándose durante estos últimos
meses ha conseguido contagiar un sentimiento de solidaridad entre la
mayoría de la población. Resulta necesario avanzar hacia la unidad de
este tipo de conflictos, persiguiendo que todas estas mareas confluyan
en un gran tsunami contra los recortes. En este sentido, cobra
particular importancia insistir en las reivindicaciones que conectan
estos conflictos cercanos y tangibles con las contradicciones más
chirriantes del régimen. Si continuamos estirando del hilo de los
recortes, nos toparemos irremediablemente con el nudo gordiano de la
deuda; un nudo que resultará imposible deshacer si no es cortándolo por
la mitad, pues representa la prueba de un crimen original, de un
asesinato premeditado, de un homicidio social. Es el punto de partida de
una investigación policiaca en donde unos sicarios sociales han
conseguido hacernos creer que llevábamos tiempo ‘viviendo por encima de
nuestras posibilidades’, volcando sobre el 99% este sentimiento de culpa
con el que justificar unas políticas de austeridad que pretenden
subyugarnos y favorecer el enriquecimiento asimétrico y desproporcionado
del 1%. [clik aqui para artículo completo]
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