Este 8 de Marzo nos presentamos
todas juntas… juntas para luchar por nuestro derecho a decidir, nuestro derecho
a una maternidad libremente decidida y nuestro derecho a tener vidas vivibles.
Porque son nuestros cuerpos y son nuestras vidas.
DEFENDEMOS nuestro derecho a decidir ser madres
y a no serlo, a ser madres con otra mujer o a serlo en solitario, a ser madres
cuando nosotras queramos, y ser madres o no serlo con las condiciones
necesarias para que podamos tener vidas dignas.
DEFENDEMOS que se respeten los Derechos
Sexuales y Reproductivos de las mujeres, que son Derechos Humanos básicos. Ser
mujer no es ser ciudadana de segunda, ni es sinónimo de madre, ni de útero, ni
de incubadora.
Y también continuamos EXIGIENDO,
como cada 8 de marzo, un salario equitativo y digno, porque las mujeres
seguimos cobrando menos por el mismo empleo que los hombres.
Del mismo modo, EXIGIMOS que
sean las vidas las que estén en el centro de los análisis y políticas
macroeconómicas, y no los mercados. Porque las mujeres hacemos los 2/3 del
trabajo no remunerado del mundo, sobre todo encargándonos del cuidado de las
vidas de otras personas, y sin nosotras y este trabajo de cuidados, las
sociedades enteras se detienen.
EXIGIMOS un sistema educativo público, laico,
universal y de calidad, como forma de
sostener el principio de igualdad
entre mujeres y hombres, y que además incluya la educación afectivo-sexual
desde las edades más tempranas, para prevenir desde embarazos no deseados hasta
relaciones desiguales y/o violentas dentro de las parejas.
EXIGIMOS un sistema de salud público,
universal y de calidad, en los que también se enmarque la interrupción
voluntaria del embarazo.
Y EXIGIMOS recursos sociales
públicos universales y de calidad, como los relativos a la dependencia, a la
corresponsabilidad, a la prevención de la violencia machista y a la acogida de
personas migrantes.
Y DENUNCIAMOS que las medidas
de recorte suponen y ejercen violencia estructural contra las mujeres,
privándonos de nuestros derechos más elementales y condenándonos a soportar la
violencia machista de manera cotidiana y presente en todos los estamentos sociales.
En este contexto, el proyecto de ley
del PP, la contrarreforma de la ley del aborto, constituye un retroceso
legislativo e ideológico intolerable. Es uno de los mayores ataques contra la
autonomía y los derechos de las mujeres, que nos retrotrae a las etapas más
oscuras del franquismo. Y nos aboca a condiciones impropias en democracia,
donde el Estado debe garantizar nuestra libertad, y no condenarnos a penas de
otras épocas.
Su visión machista vuelve a
situarnos en la minoría de edad al negarnos la capacidad de decisión sobre
nuestro cuerpo, nuestra maternidad y trasladarla a terceros. Dentro de este
marco jurídico perderíamos nuestra condición de ciudadanas de pleno derecho con
voz, representando un peligroso paso que nos conduciría a situaciones de mayor
inferioridad, sumisión y desigualdad, siendo éstas el caldo de cultivo de todas
las violencias contra las mujeres.
Quienes pretenden imponer sus
creencias morales al conjunto de la ciudadanía a través de normas de obligado
cumplimiento son fundamentalistas, y el fundamentalismo no es propio de un
estado democrático. No podemos consentir que roben nuestra libertad y nos
impongan su moral estableciendo como delito aquello que algunos consideran un
pecado, lo que hasta este momento es un derecho.
Según reconoce la Organización
Mundial de la Salud, el aborto inseguro es una pandemia silenciosa y por lo
tanto se debe promover el aborto legal y seguro como un derecho fundamental de
las mujeres. Las leyes restrictivas no reducen el número de abortos, sino que
aumentan el número de mujeres que exponen sus vidas en la clandestinidad o en
condiciones de inseguridad sanitaria. 47000 mujeres mueren al año en el mundo
víctimas de un aborto inseguro. Las leyes restrictivas reservan las opciones de
un aborto seguro únicamente para las mujeres con más recursos económicos, que
podrán abortar en países con legislaciones menos restrictivas. Mientras que las
que carezcan de ellos, abortarán igualmente, pero en condiciones de
clandestinidad y con grave riesgo para su salud.
Así, DEFENDEMOS educación
sexual con perspectiva de género para decidir,
anticonceptivos para evitar abortar
y aborto legal para no morir.
EXIGIMOS que se regule la objeción de
conciencia, para que ésta no sea la coartada de los profesionales más reaccionarios.
Y, además, DENUNCIAMOS al PP,
a la iglesia católica y a la minoría fundamentalista antivida por
apoderarse de nuestros cuerpos y de nuestra libertad.
Por todo esto EXIGIMOS la
retirada de este anteproyecto de ley, y EXIGIMOS la dimisión del Ministro
de Justicia Don Alberto Ruíz Gallardón, al responder a una concepción
restrictiva de los derechos y atacar los principios de una sociedad plural.
Porque limita la libertad y el derecho a decidir de las mujeres. Porque
cuestiona determinadas conquistas sociales que se habían alcanzado en las
últimas décadas, fruto de la lucha de las mujeres desarrollada a lo largo de
mucho tiempo.
ESTE OCHO DE MARZO LAS MUJERES
LUCHAMOS POR NUESTRA LIBERTAD…
¡HOY MAÑANA Y SIEMPRE!