#deudaVSderechos
- De continuar aplicándose las políticas de gestión
de la crisis que ahora mismo se están ejecutando en el Sur de Europa y
en el Estado español, ésta puede perfectamente prolongarse entre diez y
quince años más.
- Pero el alargamiento de la crisis no
significará, desgraciadamente, que se mantenga de manera estable una
situación penosa como la de ahora, por el contrario para la clase
trabajadora el transcurrir de los años en crisis supondrá el progresivo
empeoramiento de su situación.
- Pérdida de derechos sociales,
salariales y políticos; aumento del paro: incremento de los problemas de
vivienda; desaparición de áreas enteras de los servicios públicos como
los de sanidad y educación; ascenso, incluso, del fascismo y del nazismo
desprovistos de máscaras; peligro, también, de guerras y hecatombes
ecológicas planetarias...
La crisis no tiene una única salida
Sin embargo lo antes expuesto no es ningún mal inevitable, ninguna
inexorable fuerza natural o cósmica de la que seamos esclavas. Resulta
perfectamente posible salir de esta crisis sin exponerse a tan grandes
padecimientos y peligros, poniendo en marcha de manera contundente una
serie de medidas cuyo enunciado es relativamente simple: impago de la
deuda ilegítima del estado contraída con bancos y empresas financieras,
que pueda permitir el final de las políticas de recortes; conversión de
la banca en pública bajo estricto control social, para asegurar así el
flujo del crédito según necesidades sociales y no de acuerdo al
beneficio privado; cambio del modelo productivo, con fuertes
inversiones públicas, para hacerlo ecológicamente sostenible y
equilibrado; derogación de toda la legislación regresiva en materia de
derechos laborales, sociales y pensiones; aumento de los salarios y
disminución de la jornada laboral para conseguir el pleno empleo... Las
medidas expuestas no tiene nada de utópicas, son perfectamente
aplicables y garantizarían- puestas en marcha en el conjunto de países
del Sur de Europa ahora golpeados por la crisis -la superación de la
depresión económica en que estamos instaladas en beneficio de la clase
trabajadora. ¿Quién impide que se apliquen? Pues, justamente, aquéllos
que salen beneficiados de la crisis tal como se desarrolla y gestiona
ahora y de sus consecuencias, los capitalistas y sus sicarios
gobernantes.
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