Últimamente nos asomamos y asombramos con un juego mediático propio de
trileros que va desde la negación de la evidencia hasta la filosofía del
lenguaje mediante la manipulación del significado de las palabras,
siguiendo esa vieja táctica del poder según la cual “si no se puede
convencer al menos hay que tratar de confundirles”. Pero, a pesar de que
la economía sea una dimensión de nuestras vidas a veces un tanto
compleja, la experiencia de la gente habla cada vez más por sí sola y
los cristales deformados de las gafas con las que nos hacen mirar la
realidad cada vez resisten menos la prueba de los hechos. No obstante,
conviene recordar algunos elementos (de los conocidos, porque en el
terreno financiero hay otros tantos que se continúan ocultando) de lo
que sucede para que la confusión no dure más de la cuenta, y tratar de
esclarecer lo que sucede y echar abajo todo el ejercicio del gobierno de
imponernos una neolengua para calificar esta intervención. [clik aqui para artículo completo]
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